HISTORIA
Desde el momento mismo de su fundación, a finales del año de 1938, la hoy llamada INSTITUCIÓN EDUCATIVA SIMÓN ARAUJO (antes Instituto Nacional Simón Araujo), nació con unas miras grandes. Desde esa ambiciosa perspectiva, se proyectaba un centro Educativo de primer nivel que sirviera de punta de lanza para la formación de las nuevas generaciones, no solo de Sincelejo, sino de toda la región de las Sabanas de Bolívar. (Es necesario recordar que, en esa época, los Departamentos de Sucre y Córdoba hacían parte de Bolívar; en tanto entidad político – administrativa). Por esta razón, no es nada fortuito que la flor y nata de las juventudes de esta extensa comarca, desde San Juan Nepomuceno hasta Montería, y desde Magangué hasta el Golfo de Morrosquillo vinieran en romerías, como a un santuario laico, a forjar sus armas en esta cantera del saber; armas con las cuales salir luego a batirse en las lides de la política, de la poesía, de la ciencia.
De esas épocas Gloriosas mencionaremos, por vía de ejemplo, y circunscribiéndonos solo a nuestro entorno geográfico inmediato, los nombres de algunas figuras cimeras, como el Dr. Emilio Yunis, genetista de talla mundial; de Giovanni Quessep, poeta inigualable, considerado por un sector de la crítica más exigente como el poeta vivo más grande de la lengua castellana; de Roberto Montes Mathieu, cuentista, novelista e investigador cultural de amplia trayectoria; y de Edgardo Támara, historiador concienzudo de su lar nativo, y además , poeta y crítico literario. A ésta pléyade de avanzada vienen a sumarse otros exponentes de las letras sucreñas y del Caribe. Bástenos por ahora traer a colación dos nombres: el poeta Ricardo Vergara Chávez y el novelista y cuentista Amaury Pérez Banquet. Amén de los numerosos cultores de la música y el folclor que llevan el sello Araujista.
Pero no es solo por estos referentes visibles que el Simón Araujo mantiene su buen nombre. Los buenos Desempeños estadísticos en las pruebas saber 11º desde hace muchos años constituyen, sin duda, un hecho positivo vinculado con esta percepción. De manera correlativa, estos buenos resultados se reflejan en su idoneidad para calificar en las mejores Universidades del país, y en su desempeño en ellas. Todo ello indica que, aunque en el transcurso de su más que septuagenaria historia, la visión Institucional y las características mismas de la población estudiantil han cambiado, el Araujo aún conserva un capital intangible como factor de calidad.
Por esta razón, es reconfortante ver como esos estudiantes que ayer salieron en su diploma de Bachiller, vuelven, ya profesionales, a recorrer, orgullosos, los deslustrados pasillos y las vetustas aulas (ya en vía de reemplazo), en donde transcurrieron los seis años de formación de la que se considera la etapa más bonita de la vida. Y lo hacen con alegría, humildad y gesto agradecido, incluidos los que han dejado una impronta personal en las Universidades que los acogieron. Nos referimos, para el momento actual, a “La parábola del Retorno” de Luis Enrique Lambis Benítez y de Luis Carlos Chamorro Romero, dos estudiantes excepcionales, a quienes POLIFONÍA, “El periódico estudiantil” en el cual también dejaron sus huella, rinde un merecido homenaje. ¡Gracias, muchachos, por dejar el nombre de la Institución Educativa Simón Araujo tan Alto!.